lunes, 30 de abril de 2012

THE AVENGERS, LA PELÍCULA: NI TANTO, NI TAN POCO

La excesiva promoción que se hizo a través de cada película previa en la cual intervenían los superhéroes de Marvel, provocó una innecesaria sobreexpectativa sobre este film, como si fuera a tratarse de una especie de culminación de todas ellas, lo cual no se vé justificado por el desarrollo de The Avengers, no queriendo de ninguna manera significar con esto que se trate de una mala película: muy por el contrario, es entretenida, “pochoclera”, con grandes escenas de acción donde cada vez Hollywood logra perfeccionarse un poco más, tiene algunos diálogos imperdibles ( sobre todo en su primera parte ) y algunas escenas memorables.
Con respecto a los personajes, todos ellos viejos conocidos, continúan exhibiendo sus clásicos perfiles: Loki ( el capricorniano Tom Hiddleston ), un “dios” con la obsesión patológica de un oscuro pasado de desprecio fillial basado en la incomprensión de los estrechos parecidos, digno de una tragedia griega, es la encarnación del “malo”, del ángel luzbelino desterrado a los infiernos que vuelve por celosa e implacable venganza apoyado por oscuras y monstruosas alianzas, y por la corona que le fue arrebatada, en una desesperada búsqueda inconsciente de respeto por sí mismo ante su devastación espiritual. 
Enfrente suyo tiene a su hermanastro, Thor ( el leonino Chris Hemsworth ), que trata de persuadirlo inútilmente de reencontrarse en una utópica reunión familiar, pero su verdadera némesis está en Tony Stark ( el ariano Robert Downey Jr. ), de quien lo separa una delgadísima línea roja, ya que ambos son egos peligrosamente parecidos, aunque mientras Loki asume la tragedia de la vida con seriedad ceremonial, Stark ha logrado protegerse a través de la ironía, y eso – y sólo eso – lo coloca del lado de los “buenos”. 
Loki llega con la proverbial amenaza de esclavizar la Tierra mientras todos buscan hacerse con la Tesseract, un símbolo arquetípico del poder ilimitado ( que mitológicamente se ha representado con el santo grial, el arca de la alianza y tantos otros ) que puede convertirse en juez inapelable en una múltiple lucha de vanidades e intereses divinos y humanos, ambos dominados por las mismas grandezas y bajezas.
En este contexto, Natasha Romanoff ( la escorpiana Scarlett Johansson ) , Clint Barton ( el capricorniano Jeremy Renner ) y el físico Dr.Erik Selvig ( el geminiano Stellan Skarsgard ) desempeñan correctamente el papel que de ellos se espera sin aportar demasiado a sus perfiles personales ( lo cual no deja de ser una pena ya que se trata de un trío de actores muy expresivos ), mientras el Capitán América ( el geminiano Chris Evans ), congelado durante décadas y reanimado en este siglo 21, debe enfrentar su propio desafío personal ( que en la historieta ya ha llevado a cabo, pero nó en el cine ): él es un soldado que fue educado para creer y confiar ciegamente en su “tío sam”, y conlleva todavía la representación de la ingenuidad de aquellos momentos históricos del mundo. 
Pero ahora, debe aprender a asumir aquélla gigantesca mentira cuando le es encomendado que investigue las razones secretas de Nick Fury ( el sagitariano Samuel L.Jackson ), quien obedece las órdenes de SHIELD, una especie de Congreso Supremo de Seguridad Terrícola, para pretender detener a Loki, sólo para descubrir que los objetivos del gobierno al cual él debe obediencia no son ni un ápice diferentes de los del dios con pretensiones monárquicas. 
El súper cuadro se completa con un increíble-Increíble Hulk ( el escorpiano Mark Ruffalo ), en la que, según nuestra impresión, es la mejor interpretación del personaje hasta el momento, con poco diálogo pero un enorme trabajo expresivo. 
Respecto al monstruo verde, cabe decir que Hollywood, pese a toda su tecnología, tiene con él todavía un asunto pendiente, ya que aún no logra otorgarle un realismo inapelable ( aunque ahora al menos han logrado darle las mismas facciones del actor que lo interpreta ) y continúa apareciendo como un comic injertado en una película con actores. 
Una de las escenas más geniales del film está protagonizada precisamente por él y Loki, cuando éste intenta una de sus arengas sobre su procedencia y derecho divino y el cabrón monstruo verde le propina una paliza histórica. 
Otros buenos momentos de la película son cuando se le espeta en la cara a Nick Fury: “Pero…¿Ustedes vigilan hasta a su Capitán América?¿no son capaces de confiar ni siquiera en él?” pasando una formidable factura a la espantosa paranoia que actualmente domina los EE.UU. donde, de existir un Capitán América estaría efectivamente vigilado las 24 horas; o cuando un valiente ciudadano enfrenta a Loki diciéndole que nuestra especie nunca elegirá arrodillarse ante un dios como él ( luego, simbólicamente protegido de la ira “divina” ante la “blasfemia” por el capitán América ) y finalmente cuando el agente Phil Coulson ( Clark Gregg ) increpa a Loki con una sabia máxima: “fracasarás, pese a tener todo a tu favor, porque te falta convicción”. 
También hay un inevitable momento de roce de egos entre superhéroes, en el cual intentan pasarse facturas mutuamente sobre motivaciones y debilidades, pero que no llega ni lejanamente a la profundidad de situaciones similares en otras discusiones de “ligas de la justicia”, como por ejemplo “Watchmen”. 
Como siempre se hace en este tipo de películas, se introduce un par de proyecciones tecnológicas, si bien futuristas, basadas en realidades científicas que aún se encuentran en fase experimental, pero pueden transformarse en realidad a mediano plazo: un barco que se convierte en nave espacial ( en la realidad, ya se está proyectando secretamente uno que se convierte en submarino ), y chips de escaneo y seguimiento colocados dentro del cuerpo humano. 
En el paroxismo del film, Iron Man, de quien a prióri menos podía esperarse una actitud altruísta, es finalmente quien heroicamente salva al mundo aún a riesgo de su propia destrucción, demostrando que su traje de acero no es sólo exterior, y que la esquirla de metralla que busca su corazón es una vez más sólo la representación de una realidad que obedece sumisamente a la esencia de cada hombre. 
Finalmente, nuestros super-héroes triunfan y deciden esconcer el Tesseract lejos del alcance de humanos y de dioses, al haber demostrado ambos su incapacidad para custodiar fuerzas tan abrumadoras.

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