domingo, 13 de mayo de 2012

SOBRE LA MUERTE DE NIKOLA TESLA

Después de la muerte de Tesla hubo una inmediata movida realizada por el gobierno de los Estados Unidos para intentar encontrar todos sus papeles, notas e investigaciones antes de que otros poderes extranjeros pudieran hacerlo, pero una vez más, su reacción fue tardía ( como también lo fue cuando el gran genio serbio, estando vivo le ofreciera a ese mismo gobierno innumerables proyectos que habrían transformado la faz de la Tierra y fueron rechazados o despectivamente ignorados ).
La sobrina de Tesla, Sava Kosanovic reportó que antes de que llegara la OAP, alguien más había revisado las pertenencias de Tesla y tomado una cantidad indeterminada de notas y papeles personales.
Era conocido por el FBI que la inteligencia alemana ya había hecho desaparecer una gran cantidad de  investigaciones de Tesla varios años antes de su muerte y que de ese material robado, derivaría el desarrollo de los platillos voladores de los Nazis.
Los Estados Unidos pretendían que esto no sucediera de nuevo, pero una vez más fueron anticipados: las agencias de seguridad norteamericanas tenían los mecanismos bien aceitados para confiscar rápidamente las pertenencias de Tesla cuando muriera, pero eso ya lo sabían los servicios de inteligencia nazi, y por lo tanto la única manera de anticiparse al gobierno estadounidense, era matando a Tesla robándole sus proyectos más fundamentales.
No sólo hicieron eso, sinó que previamente lo convencieron para que les revele soluciones para reanimar el estancado proyecto de fabricación de platos voladores, que había partido de ideas robadas a Tesla previamente como ya vimos, y luego habían sido desarrolladas por científicos nazis.
Finalmente, el SS Otto Skorzeny mató por asfixia a Nikola Tesla con la asistencia de Reinhard Gehlen a los 86 años, como ya vimos extensamente en otro post.
Pero los nazis no pudieron llevarse todo porque previamente, más de dos docenas de cajas con planos, escritos y otras pertenencias de Tesla "donadas" por éste a los hoteles Waldorf Astoria, Governor Clinton y San Regis, habían sido vendidas para pagar sus exhorbitantes cuentas.
La mayor parte de estas cajas y los secretos que contenían nunca han sido encontradas y se desconoce la identidad de sus compradores, salvo cuatro cajas que en 1976 adquirió en una subasta en Newark, Nueva Jersey,  Dale Alfrey por la suma de 25 dólares sin tener idea de lo que había en las cajas.
Cuando las revisó, pensó que se trataba de cuentos de ciencia ficción redactados por algún febril escritor imaginativo, porque se trataba de notas tan increíbles que parecía imposible que algo de eso pudiera ser cierto.
Guardó las cajas en su sótano y no volvió a revisarlas hasta 20 años después, cuando ya los papeles se habían enomhecido gravemente y la tinta se había descolorido por acción de la humedad.
Fue entonces cuando, determinado a no  dejar desaparecer para siempre este material, comenzó la laboriosa tarea de tratar de transcribir la información, y recién entonces, durante estas transcripciones, quedó capturado por la lectura de revelaciones de la vida secreta del científico.
Entre las notas, describía que mientras ensayaba una máquina capaz de detectar una tormenta acercándose a miles de kilómetros de distancia estableciendo su dirección y velocidad, en las montañas de Colorado, había logrado percibir el pulso completo del globo terráqueo, cada cambio eléctrico que ocurría dentro de un radio de casi dos mil kilómetros.
"Jamás podré olvidar las primeras sensaciones que experimenté cuando se me aclaró que había observado algo, posiblemente de incalculables consecuencias para la humanidad.” - relataba - “Sentí como si estuviera presenciando el nacimiento de un nuevo conocimiento, o la revelación de una gran verdad.
Mis primeras observaciones me aterraron positivamente, ya que en ellas estaba presente algo misterioso, por no decir sobrenatural, y yo estaba solo en mi laboratorio por la noche; pero en ese tiempo la idea de que estos disturbios fueran señales inteligentemente controladas todavía no se me presentaba".
“Los cambios que noté estaban teniendo lugar tan periódicamente y con tan clara sugerencia de número y orden que no eran atribuíbles a ninguna causa conocida para mi: ni alteraciones eléctricas producidas por el sol, ni las corrientes terrestres, ni disturbios atmosféricos, ni por cualquiera de estas variaciones.
Aunque no podía descifrar su significado, era imposible para mí pensar en ellos como algo enteramente accidental"
"Fue algún tiempo después, cuando un pensamiento destelló en mi mente: que los disturbios que había observado podrían ser debido a un control inteligente".
Tesla quedó evidentemente impresionado con esta experiencia ya que décadas más tarde, en su cumpleaños en 1937, anunció:
“He dedicado mucho de mi tiempo durante el año pasado a perfeccionar un nuevo aparato, pequeño y compacto por el cual la energía en grandes cantidades puede ahora ser transmitida a través del espacio interestelar a cualquier distancia sin la más mínima dispersión.” (New York Times, domingo 11 de Julio de 1937.)
Tesla jamás hizo públicos los detalles técnicos de su transmisor mejorado, pero en sí expresó sobre él en otro anuncio de 1937:
“La energía cinética y potencial de un cuerpo es el resultado de su movimiento y está determinado por el producto de su masa y el cuadrado de su velocidad.
Si se reduce la masa, la energía es reducida a la prima proporción.
Si se reduce a cero, la energía es igualmente cero para cualquier velocidad finita.” (New York, 12 Julio de 1937, Pág.. 6.).
Volviendo a las pertenencias de Tesla después de su muerte, las autoridades para obtener los documentos con mayor celeridad las declararon pertenencias extranjeras, las interdictó la Oficina de Bienes Extranjeros y luego de una exhaustiva revisación y un considerable tiempo, les fueron entregadas al sobrino de tesla Sava Kosanovic, aunque jamás se sabrá cuánta data se aporpió previamente el gobierno norteamericano.

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